En los años que llevo conociendo la gestión de riesgo,
porque nunca se deja de aprender y mucho menos en estos temas, he visto
acciones que de tan lógicas se convierten en imposibles de realizar; acciones
de observación y práctica que me llevaron a determinar modelos de solución
basados en un alto factor de riesgo que representa la conducta humana, más que
el fenómeno perturbador que se presenta, versando ahí siempre “el meollo del
asunto”.
Mucho se dice que los desastres son socialmente construidos
y se tiene mucha razón, construidos por las condiciones humanas ligadas a
nuestras pasiones o pecados capitales, como el egoísmo, la corrupción, la
indolencia, la ignorancia, la intolerancia, la soberbia y la estupidez; y cada
uno de manera inversa se concatena a las virtudes humanas o a los hábitos de la
gente altamente efectiva desarrollados por Covey; para construir esa
resiliencia que ha permitido que la humanidad no haya sucumbido hace siglos.
Nunca he sabido si en verdad lo dijo Einstein, ya que nunca
he encontrado un sitio serio que me lo confirme: “sólo hay una cosa más grande
que el universo y es la estupidez humana”, tema en el que me centraré en esta
ocasión, apoyado en la “Teoría de la Estupidez” de Carlo Cipolla, catedrático
en la Universidad de Pavía y Berkeley.
LAS 5 LEYES FUNDAMENTALES DE LA
ESTUPIDEZ HUMANA
PRIMERA.- Siempre
e inevitablemente, cada uno de nosotros subestima el número de individuos
estúpidos que circulan por el mundo, por ejemplo, en esas personas que habíamos
catalogado como inteligentes pero que de repente comienzan a comportarse de
manera insensata y obtusa. O basta salir a la calle para constatar cómo muchas
personas se empeñan en obstaculizarnos o contagiarnos, sin ninguna razón aparente
más que la estupidez.
SEGUNDA.- La
probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de
cualquier otra característica de la misma persona, como tener el cabello rubio
o los ojos negros. Por tanto, se encuentra distribuida en todos los círculos de
la sociedad en una proporción más o menos similar, sin importar cuánto
ascendiéramos en el nivel educativo, cultural o económico.
TERCERA.- Una
persona estúpida es aquella que causa daño a otra persona o grupo sin obtener,
al mismo tiempo, un provecho para sí e incluso causándose un perjuicio. No se
considera como una cuestión de cociente intelectual, sino más bien de falta de
inteligencia relacional. Es decir, una persona estúpida es aquella que daña a
los demás y a menudo también a sí misma.
CUARTA.- Las
personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas
estúpidas, porque les resulta difícil
imaginar y entender un comportamiento estúpido ya que generalmente su ataque
nos toma por sorpresa e incluso cuando lo sufrimos, resulta difícil organizar
una defensa racional porque el ataque en sí mismo carece de racionalidad. Al
subestimar su poder, nos quedamos vulnerables y, por ende, a merced de su
imprevisibilidad.
QUINTA.- La
persona estúpida es la más peligrosa que existe: “Todos los seres humanos están
incluidos en cuatro categorías fundamentales: INCAUTOS (penosamente entiende su
candidez), INTELIGENTES (sabe que es inteligente), MALVADOS (consiente de su
maldad) y ESTÚPIDOS (no sabe que es estúpido, contribuyendo a dar mayor fuerza,
incidencia y eficacia a su acción devastadora ya que no está inhibido por la
autoconciencia).
“La inteligencia y la
estupidez no son lo contrario una de la otra, ni la estupidez es la falta de
inteligencia, sino que la inteligencia es el producto, más o menos fracasado,
de una serie continuada de intentos para dominar, o escapar, a la estupidez
constitutiva de todo lo humano”, escribió Matthijs Van Boxsel, autor
holandés de la Enciclopedia de Estupidez.
Más allá de etiquetar a las personas, es importante
comprender los riesgos que representa la estupidez. En realidad, todos podemos
comportarnos de manera estúpida, si no medimos el alcance de nuestras acciones
o palabras. Si no desarrollamos un pensamiento crítico y nos olvidamos de la
necesaria introspección, podemos convertirnos en víctimas de la estupidez,
sufriéndola o ejerciéndola.
Algunos estúpidos causan normalmente solo perjuicios
limitados, pero hay otros que llegan a ocasionar daños terribles, no ya a uno o
dos individuos, sino a comunidades o sociedades enteras. La capacidad de hacer
daño que tiene una persona estúpida depende de la posición de poder o de
autoridad que ocupa en la sociedad.
El más claro ejemplo de lo comentado lo vivimos en México,
pero tomaré solo la segunda opción que se te vino a la mente: COVID-19, desde
todas sus ópticas y comportamientos humanos para enfrentarlo, comprenderlo,
atenderlo y mitigarlo, en donde ha quedado demostrado que ha sido la estupidez
y no la pandemia lo que nos tiene en el 12% de mortandad.
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