Otra vez el 19 de septiembre; los
mexicanos deberíamos prohibir los 19 de septiembres, brincarnos del 18 al 20 de
septiembre; haciendo que estos dos días tengan 36 horas para así engañar al
calendario y prohibir el 19 de septiembre. O tal vez deberíamos prohibir el
mes de septiembre.
En realidad, deberíamos prohibir los
fenómenos atípicos tan típicos en la presente administración de Peña Nieto; no
recuerdo en este sexenio ningún desastre que no haya sido provocado por un
típico fenómeno atípico; aunque la calidad atípica de los agentes destructivos
solo es contrastante con otra única constante presente en ellos, cómo es la
típica respuesta de la autoridad que siempre se justificaba en la atipicidad
del fenómeno perturbador.
Hace unos días leí de mi maestro, jefe
y amigo Enrique Guevara Ortíz una dolorosa verdad: “Los recientes eventos relacionados con los desastres en
México demuestran que no han sido exitosos los modelos del manejo del riesgo”.
¿A
qué se refería mi querido amigo? Tal vez a todos los modelos que desde hace
justamente 32 años comenzaron a producirse. De alguna manera coincido con
Enrique, sin embargo, en descargo de tantos modelos de gestión, quisiera pensar
que lo que realmente falló, fue la socavación (un socavón más) que se produjo
en la actual administración de Luis Felipe Puente, la sustitución de grandes
cuadros científicos y operativos, por principiantes y advenedizos, que cumplían
con el perfil político pero que no estaban preparados para enfrentar esta
realidad.
Estoy
de acuerdo, muchos modelos paradigmáticos fallaron, el “Big One” que esperamos
en la Brecha de Guerrero no se produjo; sin embargo, dos sismos de importante
magnitud nos han venido a demostrar que los modelos de respuesta habían fallado,
como señala el gran Enrique Guevara.
Pero ¿porqué no fallaron en el sismo
de M7.8 de 20 de marzo de 2012 con epicentro en Ometepec, Guerrero? ¿a que se
debió que solamente 5 años después los modelos de gestión fallasen? Insisto,
volteen a ver hacia la Coordinación Nacional de Protección Civil de la SEGOB,
ahí encontrarán muchas respuestas.
¿Recuerdan el 15 de septiembre de 2013
con los huracanes INGRID y MANUEL? ¿recuerdan los 300 muertos en “La Pintada”?
analicen y verán que esta administración desde su llegada y durante sus cinco
años han venido brincando de desastre en desastre, de fenómeno atípico en
fenómeno atípico, de excusa en excusa.
En efecto Luis Felipe Puente, el
compadre del señor presidente, el aprendiz de brujo en materia de protección
civil conjuntamente con todo su séquito, vinieron a acabar con todos los
modelos de gestión en todos los fenómenos; dejaron atrás todo lo construido y comenzaron
a inventar, a buscar el lado político de las cosas en vez de convertirlo
eficaz.
Así vimos “envejecer al SIAT CT”, vimos
como la coordinación se alejaba paulatinamente de la sociedad civil y se
encerraba a piedra y lodo, en la arrogancia del señor coordinador, que inmerso
en su nube de aduladores era incapaz de mirar hacia el planeta tierra.
Gran error, llego de nuevo el 19 de
septiembre (como si siempre este día fuera nuestro exámen) y de nuevo las
constantes de todos los 19 de septiembre que hay desastre:
- La autoridad espantada y en “modo tortuga en su concha” (los despertó la realidad, @LUISFELIPE_P emite un tuit en los primeros minutos diciendo que no había daños significativos.
- Al tiempo que ante los primeros colapsos la gente (como en el otro 19 de septiembre) se volcaba a la calle.
- En los 39 puntos de colapso se inicia la respuesta de manera caótica y así permanecerá a pesar de que en ellos se encontraban las fuerzas armadas.
- De paso “emergencia mataba emergencia” y nos olvidábamos de los estados de Oaxaca y Chiapas, afectados por el sismo del 7 de septiembre de 2017.
- Únicamente en el colapso de Álvaro Obregón 286 el Sistema Nacional de Protección Civil echaba la casa por la ventana y ahí trabajaban todos los expertos USAR que México vino preparando desde el año 2008; incluso ahí llegaron los USAR-INSARAG que México solicitó como ayuda internacional (segunda vez que México pedía ayuda internacional desde que se creó el SINAPROC ¿era necesario?).
- Es extraño, Álvaro Obregón 286 nos mostró que, si se podía trabajar coordinadamente y bajo técnicas BREC y USAR, pero ¿por qué solamente aquí y en los otros 38 lugares no? Mi teoría -y conociendo al gobierno peñista- es que esta iba ser la imagen que se proyectaría al mundo; pero jamás contaron con las redes sociales.
- Y después de 5 años de menospreciar a la sociedad civil, de ignorarla, de obstaculizarla, Luis Felipe Puente tuvo que reconocer qué, como desde 1985 y hasta 2017, es la sociedad la única dueña de la respuesta en los desastres, que ninguna autoridad posee una varita mágica y que en cambio la respuesta socialmente organizada es y seguirá siendo siempre la vía. Ahora él se suma a la victoria de la sociedad y la hace propia obteniéndo la medalla de oro en simulación e hipocrecía y el título de "Padre de la Metaemergencia".
- Y me pregunto ¿Quién coordinaba?
- ¿Quién coordinaba?
- ¿Quién coordinaba?
- ¿Quién coordinaba?
- ¿Quién coordinaba?
- ¿Quién demonios coordinaba?
Aplauso de pie! No tenemos de qué cantar victoria aún!
ResponderEliminarYa estamos a menos desastres de mejorar, falta poco para tocar fondo...
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo contigo, aún no tocamos fondo, les queda poco más de un año a estos tipos, y puede empeorar la cosa
EliminarReflejo de la triste realidad. Gracias por las citas. Agregaría una pregunta ¿Estamos iniciando la cuenta regresiva para el próximo gran desastre? o ¿esta vez si gestionaremos de manera adecuada nuestros riesgos?
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Raymundo Padilla Lozoya, todavía vamos a viajar más abajo hasta que toquemos fondo.
EliminarPero es verdad, una vez alguien preguntó cuando iba a producirse el próximo gran sismo, y una voz por ahí contestó "en cualquier momento", ya vimos que es cierto.
Excelente relato @Metaemergencia, desviste y pone en el aparador el evidente e intencional divorcio del gobierno y la sociedad civil en los últimos años, y que rompe con el propósito de gobernanza en la gestión del riesgo de desastres.
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