“NO TENEMOS POR QUÉ CANTAR VICTORIA”
El sismo del jueves 7 de septiembre de 2017, ha dado la pauta
para creer que sí estamos preparados simplemente porque en la Ciudad de México
no hubo daños mayores. También se ha dado la explicación de que fue un evento a
mayor distancia de la misma, cuyo epicentro fue también a mayor profundidad que
el de 1985, con su réplica.
Estábamos con la atención puesta en el Huracán Katia, que se
presentaba próximo a las costas veracruzanas, y nos asombramos por la
destrucción causada por el Huracán Irma en las Antillas menores, con la
expectativa de lo que haría aún el Huracán José….
Sin embargo, fuimos sorprendidos por el sismo.
Afortunadamente Katia se debilitó hasta ser nuevamente Tormenta Tropical. Pero,
el infaltable pero, a causa del sismo hubo afectaciones, heridos, y muertos…
Inmediatamente se dieron declaraciones oficiales y hubo un
intento de celebración del fortalecimiento de la Cultura de Protección Civil…
Nada más alejado de la realidad.
Puso de manifiesto, tanto en la Ciudad de México, como en los
estados en donde lo sentimos, que la vulnerabilidad no ha disminuido, que la
población sigue sin saber qué hacer, a dónde ir, y , lo más importante, cómo prevenir.
Se evidenció que de poco han servido las Plataformas Globales, la suscripción a
tratados e iniciativas internacionales para la reducción del riesgo de
desastres: No se ha comprendido el riesgo de desastre; no se ha fortalecido la
gobernanza del riesgo de desastre; no se ha invertido en la reducción del
riesgo; no se ha aumentado como debiera ser la preparación para casos de
desastre, aunque la respuesta es eficaz.
De nueva cuenta se abren Centros de Acopio, como palomitas de
maíz, y se inundan las redes sociales con etiquetas (en inglés por cierto) de
oremos por x o y, demostrando la doble moral que caracteriza la hipocresía
nacional. Me explico: queremos Cuerpos de Policía que atrapen ladrones, pero
que nos den chance de pasarnos una luz roja; le gritamos al gobierno que es
corrupto, pero le ofrecemos un “ciego” al Oficial de Tránsito para que no
levante la infracción; culpamos al gobierno de que se inunda la avenida, pero
tiramos la basura en la calle y tapamos coladeras; mentamos la madre al árbitro cuando no marca una
falta en contra de nuestro equipo pero celebramos su omisión cuando es a favor….
Y podría citar muchos ejemplos más. Somos buenísimos para echar desmadre a
causa de la desgracia propia, pero de la ajena más. No dejaba de temblar cuando
aparecieron los primeros 100 memes en
las redes sociales (unos muy buenos, hay que aceptarlo), pero la pregunta es
¿Dónde está lo construido en los últimos 31 años? ¿Este es el “mejor Sistema
Nacional de Protección Civil del mundo”?
El sismo ya cobró 90 vidas hasta este momento y mucha
infraestructura destruida, alrededor de un millón de damnificados; sin
mencionar las afectaciones en los Cabos por el
huracán ocurrido la semana anterior, así como lo que sucede en el Valle
de México con tanta inundación, o la permisividad a grupos sociales de poner en
riesgo instalaciones estratégicas. Todo lo anterior, denota que no hemos sido
capaces de reducir la vulnerabilidad y de que seguimos construyendo el riesgo.
No podemos cantar victoria…
La culpa aquí no es sólo del gobierno, sino de la sociedad
civil también, en todos sus sectores; nos hemos dormido en los laureles del “nopasanada,” y cuando se activa una
emergencia queremos orar, rezar o pedir al dios de nuestra elección que nos
proteja; pero no preparamos nuestra mochila de emergencia y nos dio flojera
elaborar nuestro Plan Familiar de Protección Civil. Claro que las autoridades,
en su ignorancia y en su soberbia, no fomentan estas actividades, y como
sociedad civil nos ha valido sorbete prepararnos.
Aplaudo sinceramente la capacidad de respuesta que tenemos
como país para la atención de desastres, pero reprobamos totalmente la materia
de Prevención. La reacción de
autoridades y sociedad es buenísima, pero no resolvemos nada respondiendo, como
si lo hiciéramos previniendo.
Estos eventos, los de inicio súbito, los inesperados, son los
que debíamos analizar más para adoptar y establecer las acciones preventivas,
insistir en la población la necesidad de realizar acciones que salvaguarden su
integridad y sus bienes. Hacer que los Consultores y Terceros Acreditados se
preocupen más por hacer funcionar los Planes Internos que por vender carpetas
que sólo cubren un trámite. Hacer que los Inspectores de Protección Civil por
lo menos sepan de Normatividad y verifiquen que
se aplique, en lugar de ponerse parches y pines por todo el uniforme y
andar cobrando igualas a los comerciantes. Y no dejaré de mencionar a los
Gobernantes, que prefieren pagar servicios o premiar con las Coordinaciones Estatales y Municipales
de Protección Civil, o a los que andan buscando hueso para chapulinear al
siguiente…
Tal pareciera que no importa! Se pusieron en marcha los Planes DNIII-Ey MARINA, así como el de la Policía Federal, en su conjunto el Plan MX, que es la suma de todos los planes, o sea, nada nuevo bajo el sol.... Y nuevamente marinos, soldados y policías, con la ayuda de pocos sectores y grupos de la sociedad civil, dará la respuesta en los municipios oaxaqueños y chiapanecos que desafortunadamente sufrieron daños, porque los Coordinadores Estatales (excepto el de Chiapas) y municipales, no realizaron su trabajo, no prepararon a su población, no hicieron actividades, y mucho menos obra, preventivas...
Enseñemos, compartamos, divulguemos, con o sin el Gobierno,
no podemos seguir permitiendo que se centralice la Prevención. Son evidentes
las Consecuencias!. La Seguridad Nacional, la Gestión Integral del Riesgo, la
Prevención es tarea de todos, no en el sentido demagógico, sino en la acepción
real del concepto.
La mejor forma de decir es hacer.
César Orlando Flores Sánchez.
Excelente ¡¡
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