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10 septiembre, 2017

El funcionamiento del Sistema de Alerta Sísmica Mexicano

por IIDEAR*

El 7 de septiembre de 2017, cerca de la media noche, se registró un sismo de magnitud 8.2. El epicentro se localizó a 133 kilómetros al suroeste de Pijijiapan, Chiapas, con una profundidad de 58 kilómetros.

Dicho evento puso a prueba el Sistema de Alerta Sísmica Mexicano que lleva operando con éxito en la Ciudad de México desde 1993, inicialmente solo para sismos provenientes de la costa de Guerrero, y al cual se han adherido otros estados. Si bien el funcionamiento del sistema ha sido puesto a prueba con anterioridad, el evento que analizaremos en el presente documento resalta la importancia de ampliarlo, mantenerlo y modernizarlo, tomando en cuenta los cuatro componentes para sistemas de alerta temprana propuestos por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR).

Sismicidad en el estado de Chiapas

Chiapas se localiza en una zona con alta incidencia de sismos. El origen de esta sismicidad se debe al contacto convergente entre dos importantes placas tectónicas: La placa de Cocos y la Placa del Caribe (Mapa 1) .

El estado de Chiapas ocupa uno de los primeros lugares a nivel nacional en lo que se refiere a la ocurrencia de sismos. Tan solo en 2016 se registraron en el estado 3,117 eventos, lo que representó poco más de 20% del total de los ocurridos en territorio mexicano.

En el estado, se tiene registro de al menos 17 eventos con magnitud superior a 7, mismos que se observan en la siguiente tabla. 

De acuerdo con las Naciones Unidas, los sistemas de alerta temprana deben de cumplir al menos con cuatro elementos básicos. Su objetivo principal es facultar a la población que enfrenta una amenaza, para que actúen con tiempo suficiente y de modo adecuado con la finalidad de reducir la posibilidad de pérdidas humanas y daños en el sistema afectable.

El primero de los elementos que enuncia es el conocimiento de los riesgos. En México existen diversas instituciones que se han dedicado al estudio de estos fenómenos, entre ellas el Servicio Sismológico Nacional, el Centro Nacional de Prevención de Desastres y la Universidad Nacional Autónoma de México. Además de enfocarse en las características del fenómeno, han realizado investigaciones relacionadas con la vulnerabilidad de las estructuras ante diferentes tipos de aceleraciones, y los efectos de sitio en zonas como la ciudad de México. Cuentan con un amplio acervo de información histórica que ha permitido identificar las zonas con mayor peligro.
Con base en esta información, el CENAPRED generó el mapa global de intensidades sísmicas. (Ver mapa 2)

El segundo componente de los sistemas de alerta temprana son los servicios de monitoreo y medición. Al respecto, en 2010 el Gobierno de la Ciudad de México invirtió en la ampliación del SASMEX, instalando 64 estaciones sensoras sísmicas, que cubren regiones de los estados de Jalisco, Michoacán, Puebla y Colima. Asimismo, cuenta con un sistema de monitoreo y supervisión automático que permite trasmitir la alerta con oportunidad a varias ciudades del país.


 El tercer elemento que Naciones Unidas considera, en los que México es punta de lanza a nivel internacional, es la difusión de alertas públicas; éstas son operadas por autoridades y en la mayoría de las ciudades se recibe con oportunidad, a través de múltiples medios. Uno de los principales son los receptores de la alerta sísmica instalados en la Ciudad de México, en el Estado de México, en Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Veracruz, Puebla, Morelos, Hidalgo y Tlaxcala.  Desafortunadamente, en Chiapas no se encuentra integrado al sistema y no cuenta con transmisores y este tipo de receptores.

Por último, uno de los elementos más importantes, y en el cual el SASMEX presenta una importante área de oportunidad, es la capacidad de respuesta. Si bien México es uno de los países mejor preparados para responder al impacto de los desastres, existe un rezago importante en lo que se refiere a la creación de capacidades para saber cómo actuar al momento de recibir la alerta sísmica. 

No toda la población sabe actuar; las autoridades muchas veces no logran difundir las acciones a llevar a cabo al momento de recibir una alerta; existe una descoordinación entre los tres órdenes de gobierno en el tema, y los planes de emergencia o protocolos de actuación no se vinculan con los sistemas de alerta temprana. En ese sentido, es necesario reforzar el trabajo comunitario desde lo local para que los sistemas estén verdaderamente centrados en la población; asimismo, se requiere de una estricta regulación de instituciones y empresas que envían alertas públicas sin apegarse a la normatividad vigente y que muchas veces difieren de los datos oficiales.

Con base en lo anterior, se muestra el siguiente tablero de control. En color verde se resaltan los puntos en los que hay avances significativos; en amarillo, aquellos en los que se han realizado esfuerzos importantes, pero que todavía resultan insuficientes; y en rojo los que requieren atención inmediata para cumplir con el objetivo de los sistemas de alerta temprana, planteado por Naciones Unidas.


Sismo del 7 de septiembre de 2017

De acuerdo con datos del SSN, el sismo se registró a las 23:49 horas del 7 de septiembre. Su magnitud fue de 8.2 grados y el epicentro se localizó en las cercanías del municipio de Pijijiapan, Chiapas. El evento fue percibido por aproximadamente 50 millones de personas en los estados de Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Guerrero, Tabasco, Puebla, Jalisco, Michoacán, Tlaxcala, Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Guanajuato, e incluso en Campeche y Yucatán. Las mayores intensidades se reportaron en Chiapas y Oaxaca. (Ver Mapa 4)


 De acuerdo con datos del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico A.C. (CIRES), el SASMEX funcionó de manera correcta, ya que alertó automáticamente la ocurrencia del sismo con varios segundos de anticipación. En la siguiente tabla se puede observar el tiempo aproximado de anticipación para cada una de las ciudades que fueron alertadas. 

Es evidente que la alerta sísmica salva vidas, que la tecnología instalada en el país ha funcionado bastante bien para la emisión de alertas masivas y que la percepción general sobre el funcionamiento del SASMEX es muy buena, pero surgen algunas cuestiones que es preciso analizar antes de afirmar que México está preparado para enfrentar un sismo como el de 1985.

El primer cuestionamiento es el siguiente: Si el sismo fue percibido por aproximadamente 50 millones de personas, ¿Cuántas recibieron la alerta? Asumiendo que el total de la población de las ciudades que recibieron la alerta en realidad la escuchó, se podría pensar que alrededor del 50% fueron alertados oportunamente. Aunque es probable que solo en aquellas ciudades que tienen instalados altavoces (Ciudad de México y Oaxaca) la mayoría de su población la haya escuchado.

Entonces ¿Por qué otros medios se difunde la alerta sísmica? Y ¿Qué tan eficientes son? De acuerdo con el CIRES, las alertas se difunden por radio, televisión y los receptores SARMEX. Sin embargo, solo algunas estaciones de radio y televisión retransmiten la alerta. Para el caso del sismo del 7 de septiembre de 2017, por la hora en la que ocurrió, es probable que la mayoría de la población en la Ciudad de México y en Oaxaca haya escuchado la alerta a través de los altoparlantes instalados.
Cabe recordar que apenas dos días antes del sismo se dio una falsa alarma en la Ciudad de México, derivado de un error humano, mientras se realizaban pruebas en el sistema de alta voces. Pese a lo anterior, la población mostró su confianza en el sistema dos días después, lo anterior se puede atribuir directamente a una alta percepción del riesgo sísmico en la ciudad, misma que ha sido reforzada con la sonorización de la alerta sísmica.

Según cifras oficiales preliminares, el número de muertes reportadas hasta la noche del 8 de septiembre era de 61 personas, aunque es probable que aumente en las próximas horas. La mayor cantidad de pérdidas humanas se registró en Juchitán, Oaxaca, en donde al menos 36 personas fallecieron. (Ver tabla 4)

En ninguno de los municipios en los que hubo pérdida de vidas humanas se tiene cobertura para difundir la alerta sísmica, lo anterior resalta la importancia de un sistema de alerta temprana que contribuiría a salvar vidas y que actualmente su cobertura es parcial, dando mayor importancia a las zonas que concentran mayor cantidad de personas y bienes expuestos. También abre las siguientes incógnitas: ¿Por qué no se ha invertido en ampliar la cobertura a esas zonas con alta incidencia? ¿Qué costo tiene esta ampliación? 

De acuerdo con algunos expertos en el tema, la inversión necesaria para ampliar la cobertura del SASMEX es de alrededor de 120 millones de pesos, que representa cerca del 67% del monto autorizado al Fondo de Prevención de Desastres Naturales (FOPREDEN) para 2017 y apenas el 2% de los recursos autorizados para el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) para el mismo año. Con dichos recursos, se podría recibir la alerta sísmica en 11 estados de la República Mexicana llegando incluso a las localidades rurales, en donde las condiciones de vulnerabilidad suelen ser mayores. 

A pesar de que en 2013, el Presidente Enrique Peña Nieto instruyó a la Secretaría de Gobernación para que creara y operara el Sistema Nacional de Alertas, se desconocen los avances en su conformación. Cabe recordar que el SASMEX es una iniciativa del gobierno de la Ciudad de México que en colaboración con el gobierno de Oaxaca y el apoyo de la Secretaría de Gobernación lograron en 2005 la integración del SAS con el SASO.

El impacto económico del sismo será severo, y es probable que se convierta en uno de los desastres más costosos del año. Lo que más preocupa es que, teniendo la posibilidad de alertar oportunamente a gran parte de la población en riesgo, se sigan perdiendo vidas humanas, lo que se debe, más que al monitoreo de la amenaza, el conocimiento de sus efectos o la difusión de la alerta, al limitado conocimiento de la población y de las autoridades sobre cómo actuar al momento de recibir la alerta y a la nula vinculación de los protocolos de actuación o planes de emergencia con el sistema de alerta temprana. 

Otro aspecto que se considera importante señalar, es que el sismo fue sentido fuerte en varios estados de la República, incluyendo la ciudad de México. Sin embargo, derivado de un breve análisis realizado con datos de aceleración, se puede observar que las intensidades del sismo de 7 de septiembre fueron 5 veces menores comparadas con las intensidades producidas por el sismo del 19 de septiembre de 1985. En la tabla 5 se muestra la comparación de aceleraciones máximas registradas por dos estaciones en la ciudad de México en ambos temblores y en los mapas 5 y 6 una comparación de la distribución de aceleraciones máximas a nivel de terreno, también para ambos eventos.


Lo anterior explica porque el nivel de daños en la ciudad de México no fue tan alto a pesar de ser un sismo de magnitud 8.2. La distancia del epicentro a la Ciudad de México es de más de 700 km a diferencia del sismo de 1985 que estuvo ubicado a 400 km.

Las conclusiones de este análisis rápido resultan evidentes.  En primer lugar, quedó de manifiesto el buen desempeño del Sistema de Alerta Sísmica Mexicano y cómo una herramienta de este tipo puede contribuir a salvar vidas. En segundo lugar, resalta la importancia de ampliarlo, mantenerlo y modernizarlo. Es necesario reconocer su valor y que requiere el apoyo y una mayor difusión, más aún cuando sabemos que vivimos en un país sísmico y que están identificadas zonas en la costa del pacífico mexicano con alto potencial de producir en sismo de gran magnitud. 

*Instituto de Investigaciones y de Estudios sobre Alertas y Riesgos A.C.
Las referencias y fuentes consultadas se encuentran en el documento PDF original
Para descargar el documento en PDF, de click aquí

1 comentario:

  1. Una felicitación a IIDEAR AC por este excelente artículo; deja muy claro porqué México es de los países más reconocidos a nivel mundial en materia de alertamiento temprano.

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