CUANDO NOS NEGAMOS A APRENDER... - Radio Epicentro Blog

viernes, 8 de septiembre de 2017

CUANDO NOS NEGAMOS A APRENDER...

A raíz del trágico suceso de la Guardería ABC en Hermosillo en junio de 2009, entre otras acciones que al final no fueron las que la sociedad esperaba, se dieron cambios en la Ley 161 de Protección Civil de Sonora, uno de los más trascendentes, que “conceptualmente”, y lo entrecomillo porque la realidad general lo dejó en la teoría, fue la reforma al artículo 40 que textualmente dice: “Las personas que pretendan construir, reconstruir, modificar o remodelar los establecimientos, edificaciones o inmuebles referidos en el artículo 37 de esta Ley, previamente deberán presentar un diagnóstico de riesgo en materia de protección civil a la Unidad Estatal o al ayuntamiento, según corresponda, para que dichas autoridades expidan o, en su caso, nieguen la autorización respectiva. Si en la revisión del diagnóstico de riesgo, la autoridad competente detectare deficiencias o irregularidades, lo hará del conocimiento de las personas a que se refiere el párrafo anterior. En todo caso, la autoridad competente expedirá la autorización respectiva una vez que hayan sido solventadas las deficiencias o irregularidades señaladas. Las autoridades municipales competentes no podrán expedir la licencia de construcción sin que los solicitantes acrediten la autorización a que se refiere el primer párrafo de este artículo”.

Se pretendía con éste artículo llenar los vacíos que los reglamentos de construcción de Sonora, tenían y tienen en las reconstrucciones, modificaciones o remodelaciones de establecimientos de afluencia masiva o generadores potenciales de riesgo, pero entre la exigencia a la seguridad y los resultados de promoción económica viene la COFEMER a evaluar los procesos teóricos de trámites y licencias de las áreas de desarrollo urbano y protección civil, encontrando, aparentemente, un cuello de botella generado por el trámite citado en el párrafo precedente, concluyendo que el término teórico para obtener una licencia de construcción tiene una duración estimada de cien días distribuidos en partes iguales entre el municipio y el estado, ojalá fuera así, ya que existen casos de que solo para completar y obtener la licencia de uso de suelo entre ineficiencias y extravíos puedes durar ese tiempo, pero bueno, a pesar de que en 2011 el Gobierno Municipal tomó el camino fácil mediante un “Acuerdo Municipal mediante el cual se emiten los lineamientos para la simplificación de trámites de apertura de negocios e impulsar la competitividad en el Municipio de Hermosillo” donde entre otros aspectos no se consideraba como trámite legal la inspección previa del sitio de la obra previa a la licencia de construcción, inspección durante la construcción, inspección final, ni el visto bueno y de seguridad de protección civil para agilizar las licencias, hoy en pleno 2017, de nueva cuenta el Ayuntamiento pretende tomar el camino fácil y trabaja una propuesta para derogar el artículo 40 de la Ley de Protección Civil para “agilizar” las licencias de construcción y promover la inversión, sin embargo, no hace propuestas sobre que Dependencia Municipal y particularmente que funcionarios municipales asumirán ésta responsabilidad legal, no solo administrativa, también civil y penal como lo establecen las Leyes y Códigos estatales vigentes.

La tendencia mundial de la gestión integral del riesgo y también de la Ley General de Protección Civil, nos hablan de las acciones prospectivas, preventivas, de atención y mitigación; pero Hermosillo parece que se “cuece” aparte, se resiste a adecuar y publicar su atlas de riesgo, lo que representaría solo la mitad del trabajo ya que tampoco armoniza su aplicación en el control y el desarrollo urbano, porque también se resiste por falta de capacidad o de capacitación de los funcionarios respectivos, a la articulación y concordancia con el programa de ordenamiento territorial y desarrollo urbano, se resiste a los diagnósticos de riesgo pero tampoco es capaz, incluso para obras importantes, de exigir una mecánica de suelos o el cálculo estructural para licencias de construcción, peor aún, se resiste a poner orden con los directores responsables de obra que en varios casos documentados, solo se dedican a vender barato su firma, por ejemplo, en 2016 el 42% de los más de 4 mil trámites de desarrollo urbano que requieren responsiva, fue realizado solo por siete profesionistas.

Casi a la media noche de ayer jueves 7 de septiembre, los que tuvimos la fortuna de hacerlo, fuimos a  dormir con la noticia del sismo de 8.2 grados (última actualización S.S.N.) Richter frente al municipio de Tonalá, Chiapas, y que a las 7:15 de la mañana de hoy viernes, después de 185 sismos/réplicas posteriores se han contabilizado 32 muertes (23 Oaxaca, 7 Chiapas, 2 Tabasco) consecuencia en su mayoría por derrumbes de inmuebles.

Sin embargo, a pesar de las lamentables pérdidas humanas y de la magnitud del fenómeno geológico, el mayor al menos en los últimos 32 años que crearon el Sistema Nacional de Protección Civil, México como nación en materia de vulnerabilidad sísmica, ha ganado una importante batalla. Y esto se debe en gran parte del trabajo prospectivo, preventivo y correctivo hasta hoy exitoso que desde lo local han realizado algunas autoridades de protección civil como particularmente sucede en el estado de Chiapas con el Secretario Luis Manuel García.

La ahora Ciudad de México hasta el sismo de hoy y sin cantar victoria, se yergue como ciudad sismo-resistente vencedora de ésta batalla (a pesar de que se diga que fué de menor intensidad), ha invertido después del sismo de 1985, en conocimiento, normas y acciones para incrementar capacidades y reducir ésta vulnerabilidad; sin embargo y desde mi percepción, ante la cambiante dinámica urbana, ha descuidado acciones sobre otro tipo de agentes destructivos de los cuales hemos sido testigos las últimas semanas. La gestión del riesgo de desastres es un ciclo permanente, deberán de trabajar ahora en éste.

En conclusión, cada población debe de aprender a detectar, analizar y gestionar sus propias y muy particulares amenazas y riesgos, deberíamos entonces preguntarnos si desde lo local, en nuestro municipio estamos haciendo lo mismo de forma integral y transversal para nuestros potenciales peligros y riesgos, como son los hidro-meteorológicos y químico-tecnológicos, porque como Gobierno, con su propuesta, Hermosillo, históricamente ha sido y tiende a mantenerse para el futuro, en ser un constructor social del riesgo; esperemos que recapaciten.

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