A raíz del trágico suceso de la
Guardería ABC en Hermosillo en junio de 2009, entre otras acciones que al final
no fueron las que la sociedad esperaba, se dieron cambios en la Ley 161 de
Protección Civil de Sonora, uno de los más trascendentes, que “conceptualmente”,
y lo entrecomillo porque la realidad general lo dejó en la teoría, fue la reforma al
artículo 40 que textualmente dice: “Las
personas que pretendan construir, reconstruir, modificar o remodelar los
establecimientos, edificaciones o inmuebles referidos en el artículo 37 de esta
Ley, previamente deberán presentar un diagnóstico de riesgo en materia de
protección civil a la Unidad Estatal o al ayuntamiento, según corresponda, para
que dichas autoridades expidan o, en su caso, nieguen la autorización
respectiva. Si en la revisión del diagnóstico de riesgo, la autoridad
competente detectare deficiencias o irregularidades, lo hará del conocimiento
de las personas a que se refiere el párrafo anterior. En todo caso, la
autoridad competente expedirá la autorización respectiva una vez que hayan sido
solventadas las deficiencias o irregularidades señaladas. Las autoridades
municipales competentes no podrán expedir la licencia de construcción sin que
los solicitantes acrediten la autorización a que se refiere el primer párrafo
de este artículo”.
Se
pretendía con éste artículo llenar los vacíos que los reglamentos de
construcción de Sonora, tenían y tienen en las reconstrucciones, modificaciones o
remodelaciones de establecimientos de afluencia masiva o generadores potenciales
de riesgo, pero entre la exigencia a la seguridad y los resultados de promoción
económica viene la COFEMER a evaluar los procesos teóricos de trámites y
licencias de las áreas de desarrollo urbano y protección civil, encontrando,
aparentemente, un cuello de botella generado por el trámite citado en el
párrafo precedente, concluyendo que el término teórico para obtener una licencia de
construcción tiene una duración estimada de cien días distribuidos en partes
iguales entre el municipio y el estado, ojalá fuera así, ya que existen casos
de que solo para completar y obtener la licencia de uso de suelo entre
ineficiencias y extravíos puedes durar ese tiempo, pero bueno, a pesar de que
en 2011 el Gobierno Municipal tomó el camino fácil mediante un “Acuerdo Municipal
mediante el cual se emiten los
lineamientos para la simplificación de trámites de apertura de negocios e
impulsar la competitividad en el Municipio de Hermosillo” donde entre otros
aspectos no se consideraba como trámite legal la inspección previa del sitio de
la obra previa a la licencia de construcción, inspección durante la
construcción, inspección final, ni el visto bueno y de seguridad de protección
civil para agilizar las licencias, hoy en pleno 2017, de nueva cuenta el
Ayuntamiento pretende tomar el camino fácil y trabaja una propuesta para derogar el
artículo 40 de la Ley de Protección Civil para “agilizar” las licencias de
construcción y promover la inversión, sin embargo, no hace propuestas sobre que
Dependencia Municipal y particularmente que funcionarios municipales asumirán ésta
responsabilidad legal, no solo administrativa, también civil y penal como lo
establecen las Leyes y Códigos estatales vigentes.
La
tendencia mundial de la gestión integral del riesgo y también de la Ley General de
Protección Civil, nos hablan de las acciones prospectivas, preventivas, de
atención y mitigación; pero Hermosillo parece que se “cuece” aparte, se resiste
a adecuar y publicar su atlas de riesgo, lo que representaría solo la mitad del
trabajo ya que tampoco armoniza su aplicación en el control y el desarrollo
urbano, porque también se resiste por falta de capacidad o de capacitación de
los funcionarios respectivos, a la articulación y concordancia con el programa
de ordenamiento territorial y desarrollo urbano, se resiste a los diagnósticos
de riesgo pero tampoco es capaz, incluso para obras importantes, de exigir una
mecánica de suelos o el cálculo estructural para licencias de construcción,
peor aún, se resiste a poner orden con los directores responsables de obra que en
varios casos documentados, solo se dedican a vender barato su firma, por
ejemplo, en 2016 el 42% de los más de 4 mil trámites de desarrollo urbano que
requieren responsiva, fue realizado solo por siete profesionistas.
Casi
a la media noche de ayer jueves 7 de septiembre, los que tuvimos la fortuna de
hacerlo, fuimos a dormir con la noticia
del sismo de 8.2 grados (última actualización S.S.N.) Richter frente al
municipio de Tonalá, Chiapas, y que a las 7:15 de la mañana de hoy viernes,
después de 185 sismos/réplicas posteriores se han contabilizado 32 muertes (23 Oaxaca, 7
Chiapas, 2 Tabasco) consecuencia en su mayoría por derrumbes de inmuebles.
Sin
embargo, a pesar de las lamentables pérdidas humanas y de la magnitud del
fenómeno geológico, el mayor al menos en los últimos 32 años que crearon el Sistema
Nacional de Protección Civil, México como nación en materia de vulnerabilidad
sísmica, ha ganado una importante batalla. Y esto se debe en gran parte del trabajo
prospectivo, preventivo y correctivo hasta hoy exitoso que desde lo local han
realizado algunas autoridades de protección civil como particularmente sucede en el
estado de Chiapas con el Secretario Luis Manuel García.
La
ahora Ciudad de México hasta el sismo de hoy y sin cantar victoria, se yergue como ciudad
sismo-resistente vencedora de ésta batalla (a pesar de que se diga que fué de menor intensidad), ha invertido después del
sismo de 1985, en conocimiento, normas y acciones para incrementar capacidades y reducir
ésta vulnerabilidad; sin embargo y desde mi percepción, ante la cambiante
dinámica urbana, ha descuidado acciones sobre otro tipo de agentes destructivos
de los cuales hemos sido testigos las últimas semanas. La gestión del riesgo de desastres es un ciclo permanente, deberán de trabajar ahora en éste.
En
conclusión, cada población debe de aprender a detectar, analizar y gestionar
sus propias y muy particulares amenazas y riesgos, deberíamos entonces
preguntarnos si desde lo local, en nuestro municipio estamos haciendo lo mismo
de forma integral y transversal para nuestros potenciales peligros y riesgos, como son los
hidro-meteorológicos y químico-tecnológicos, porque como Gobierno, con su
propuesta, Hermosillo, históricamente ha sido y tiende a mantenerse para el futuro, en ser un constructor social del
riesgo; esperemos que recapaciten.
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